sábado, 3 de octubre de 2015

HEMEROTECA








Castellar en la Crónica General de España. 1865.

página 61

“en particular los del Castellar, son dejados en el vestir, pero muy laboriosos. “

“Castellar de Santiago. Villa con mil ochocientos treinta y tres habitantes.”


página 91

“CASTELLAR DE SANTIAGO. Villa con ayuntamiento cuatro leguas de Valdepeñas y once de Ciudad-Real,  situada en un valle rodeado de sierras; es de clima templado y saludable. Tiene doscientas cuarenta casas de piso bajo y mala construcción, aunque muy asea­das por dentro y fuera, por estar blanqueadas con la greda que tanto abunda en las inmediaciones; el terreno participa de llano, de cerros y de monte, que por lo regular es bajo y compuesto de chaparros, jaras, romeros, tomillos y otras matas, siendo por la parte de Sierra Morena alto y fragoso. Tiene fábricas de vi­driado para el fuego, molinos de aceite, tahonas y algunas tiendas de comercio y de comestibles, ejerciéndose asimismo todos los oficios necesarios para la vida. “

Crónica general de España, o sea  historia ilustrada y descriptiva  de sus provincias, de sus poblaciones más importantes  y posesiones  de ultramar…dirigida por Don Cayetano Rosell.
Provincia de Ciudad Real por Don José de Hosta.

Sociedad Editorial  Aquiles Ronchi. Madrid 1865

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SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL
28 de Abril de 1859. 
Segunda serie.—TOMO I.
COSTUMBRES DE L A MANCHA 
¡CALABAZAS!!!  
C. Díaz

Una hora había ya pasado desde que la campana de la Iglesia del Castellar, (pueblo situado si mal no me acuerdo en la Provincia de España donde según el dicho vulgar de las gentes no quiso entrar la Santísima Vírgen) una hora habia trascurrido digo, desde que la susodicha campana hizo arrodillar a los fieles para rezar las oraciones; cuando á la puerta de una casa construida de tierra, adobes y almazarrón , y á la claridad de una luna, que lo mismo envía su prestada luz á la choza del pastor, que á los dorados capiteles del palacio ducal, se descubrían tres figuras humanas cuya descripción no quiera pasar en silencio, aunque no recoja otro lauro que el de despertar un apacible sueño en mis amables lectores. 
Era el primero de los tres personages un viejo pequeñuelo y regordete , vera efigies del Padre Sileno, aquel ayo y compañero de Baco que cabalgando en un jumento siguió á su discípulo á la conquista de la India; y sentábale tan bien un sombrero gacho de ala inmensa y doblado hacia abajo, que pudiera decirse sin exageración , no que el sombrero se había hecho para él, sino que él nació vestido y calzado dentro del sombrero. No se si por esta circunstancia, ó por la de  ser en su totalidad achaparradito como un cogollo de coliflor, ó por la de tener un tanto cuanto de afición a la bellota silvestre; las gentes ociosas y mal entretenidas le habían cambiado su segundo nombre Antonio en el de Chaparro, á que se agrega que habiendo tenido la desgracia de perder con su mujer la única hidalguía de su casa, no le quedó ningún derecho al título de Sr. Juan Antonio que se le daba en vida de la difunta, y hubo de contentarse con que le saludaran simple y llanamente llamándole el Tío Juan Chaparro.

De todas suertes y prescindiendo de estas pequeñeces que nada quitan ni añaden al verdadero mérito de un hombre, el Tío Juan Chaparro tenia el suyo como cualquier otro, y ni su cara hubiera hecho un papel desairado en la proa de un navío, ni sus anchas espaldas dejado de soportar une sera de 20 arrobas, si en vez de nacer labrador hubiese tenido á su cargo el despacho de una carbonería. Acompañábale en el momento de que hablamos un tierno Chaparrito, vastago que a pesar de salir de tan robusto tronco, carecía de corteza y de savia, se encorbaba al mas pequeño soplo del céfiro y no podía soportar el peso de una gota de rocío. Este ser raquítico, mitad hidalgo y mitad plebeyo, hombre en la forma pero Chaparro en la sustancia, rayaba en la edad de 19 años sin saber el cristus, ni tener disposición para otra cosa que para tomar el sol en la plaza y dar alguno que otro golpe de mano al arrope de la cámara y al vino dulce de la bodega de su padre. Llevaba á la sazón el vestido de gala, el cual consistía en una gorra cónica de terciopelo negro,sostenida en parte por la oreja derecha y en parte por un pañoelo de yerbas ajustado á la frente , una chupa de puñete con boca-mangas y vivos de pana azul; un escrúpulo de chaleco de percal mil rayas, una faja de estambre encarnado, calzón de piel de cabra esterada con grandes escudos de latón por botones , media blanca con trabilla y escarpín de lana azul celeste , zapato de correobán con lazos de cuero, y flexible vara de olivo por bastón. La tercera persona de este rústico triunvirato era la muy encorvada, muy mutilada  y muy caduca  del Tío Muleta el curtidor de pieles, hermano carnal de Chaparro el Grande y padrino del Chico á  quien profesaba un cariño paternal. Su trage, si bien distaba mucho de ser rico era sin embargo elegante y exalaba un  aroma desconocido por nuestros  perfumistas, que solo acertarían  á  apreciar los tratocantes de suela y los sayones del matadero. Un capotillo pardo con dos dedos de cuello y media cuarta de esclavina  pendía de sus hombros; una gorra de badana con peleas de liebre ocultaba  sus canas; cinco pieles de otros tantos machos cabríos  formaban sus calzones y chupa, y una abarca nuevecita  sujeta con menudos y delicados  cordones de esparto y adicionada con bayetas abrigaba su pierna izquierda, única columna de aquel edificio ruinosos que necesitaba  un puntal de madera para sostenerse.
No bien el presidente de esta comisión, el grave y mesurado Juan Chaparro había tocado el llamador  de la puerta donde parados se hallaban, cuando un gañán mozalbete  de tan altos paños como buena fisonomía , salió á recibirlos  con su farolillo en la mano y previos los cumplimientos ordinarios de “Santas y buenas noches os dé Dios y Dice se las dé a VV”. muy buenas, los introdujo en una larga cocina , en cuyo hogar ardía  a la vez un celemín de ciscaras de piñones ,media arroba de paja  y dos espuertas de  de aquella sustancia que suelen acarrear en serones las burras de leche de esta heroica Capital. Al calor de la humeante montaña se hallaba  sentado n hombre alto y enjuto, con un gorro de estambre azul en la cabeza, chaqueta y calzon de paño pardo y pastoriles desnudas , el cual mirando su mirada estúpida en el caliente rescoldo, enjugaba en él sus abarcas impregnadas de lodo.- A Dios , hermano Simón,(dijo Chaparro dandole una palmada en la espalda.) Parece que el barro de tu viña se te ha pegado bien en  las zarrias.- Sí, contestó el adusto Simón, y me ha hecho coger una liebre sin menester de  los perros, porque he caido toito á lo largo sobre una maldita cepa y se me ha metido los sarroientos por los riñones.-  Pero sepamos qué traéis por aquí á estas horas.- Venimos a vesitarte, replico Chaparro, y amen de visitarte á hacer un ajuste contigo, es decir, si tu quieres, porque sino tu alma en tu palma como habla el refrán . 

Al oír oír la palabra ajustes frunció las cejas el hombre del gorro azul, soltó las abarcas de la mano y mirando con aire de indignación al imperturbable Tío Juan le dijo.-¡un ajuste!…un ajuste….buen gitano eres tú para ajustes:¿creerás que se me ha olvidado la partida que me jugastes hace ocho años  cuando te propuse la garda(1) del quiñon? Pues no lo olvidaré tán intanto que Dios me conserve los dientes; porque no me las mamo. Un quiñon de 7 celemines de pan , que da vergúenza icirlo, y yo te daba por él 5 fanegas de candeal granao y un buchecillo  añalejo que me parió la burra platera….-Hermano Simon, dijo el respetable Muleta interrumpiendo su impetuoso discurso; aquí vinimos en paz como buenos amigos a echar pelitos a la mar sobre esas diputaciones que no vale nunca paja de centeno, y si me permites que te lo diga, no tienes razon, porque el quiñón es bueno y ha producido en el último agosto ocho anegas de trigo rubio, y linda con el pozo duz, que ya sabes lo que esto vale. Pero no hablemos de esto  y Chaparro te irá  lo que quisiere y tú dirás  si te tiene en cuenta, y agur del alma.-Este breve discurso calmó algún tanto el agitado espíritu de Simón y preparó a su antagonista para hablar con mayor desahogo sobre el asunto de su embajada. Imagínese el lector por una parte al Padre, al Tío y Pa- drino , al hijo sobrino y ahijado, que aunque seis personas en la apariencia son tres en la realidad, arrellanados en un mugriento escaño de pino , cubiertas las cabezas, como exige la política del país; por otra al dueño de la casa sentado, en, un enorme poson de estera, acariciando suavemente el cuello de un mastín oprimido por la carlanca; y poc otra al malicioso Pascualillo, introductor de las visitas, alargando la gaita por detras de un monton de pellejos de aceite para oir lo que se hablaba, y se formará una idea aproximada, idea de la situación topográfica de los personages de,nuestra escena.

 Después de un intervalo de silencio que el orador Chaparro empleó en ordenar sus ideas, toser, escupir y dar mil vueltas á su enorme sombrero; cansado de hacer esperar á su auditorio y dirigiéndose á Simón, soltó la voz á semejantes razones.—Pues señor, por no andar en retóricas voy á icirte ce por be lo que tengo de icir, porque el mal camino andarle pronto como ice el refran. Mi chico Pepe que está presente, está entraó en los 19 años, y la verdá , no quisiera que juese á servir al Rey, porque á él no le gusta ser melitar y porque si me le matan en la guerra, mi defunta no me ha de golver á parir otro. Pues señor, voy á icirte: mi primo el esterero que está en Madrid, muy bien á Dios gracias porque tiene tienda de higos y naranjas y yo no sé que mas cosas, se ha casaó con una moza (1) de un usía que es del con- sejo, muy personage él, como que gasta coche y tiene una senfinidá de cruces, y este usía le ha dicho á mi Pii- mo que se van á echar unas quintas muy grandes , y mi Primo que no es lerdo, me lo ha escrito en continenti iciéndome que case á Pepillo. Pues señor, voy á icirte: como-no hay mozas solteras en el Pueblo, tiene uno que apechugar con la primera que topa, y Muleta y yó nos hemos acordáo de tu chica la Pocha que ya tendrá 13 años, porque está espigailla. Esto no es icirte que la cases, porque tú eres su Padre y harás lo que quieras; pero si quieres casarla con Pepillo , yo le daré el mejor macho de mi labor y ocho anegas de tierra y 14 de trigo para sembrar, y un poquillo de centeno y algo de cebá ladilla, y amen de esto les daré la comía del almediodia hasta la Virgen de agosto, que cuando llegue mí hora ahí les queda tóo, porque yo no me lo he de llevar,ala tierra. 

Si tu le das á tu hija una de las tres pollinas grandes que tienes para el acarréo, y algo de tíerra blanca y el molino aceitero, con la ropilla que le dejó su tía Cacurucha; los muchachos no pueden llamarse probes, porque ei macho de mi hijo con la burra de tu chica pueden arar tan bien como cuasiquiera yunta y luego …— Y luego , interrumpió el viejo Muleta arrimando á un lado la pata de palo que le servía de apoyo y dándose un aire particular de importancia, mi ahijado no andará desnudo mientras yo sea curtidor, porque tendrá estezado para calzones y buenas correas de lomo para abarcas, pues las últimas que le di le han servido dos meses y otadía las tiene sin estrenar.— Callaron, dicho esto, los dos órganos del mensage; recostáronse sobre el respaldo del escaño para descansar, y esperaron con paciencia la respuesta de Simón que fue concebida en los términos siguientes.—Toito lo que habéis parlaó está muy bien parlaó; pero yo soy hombre de palabra y no quiero faltar á ella por todo el dineral del mundo. Porque el hombre no ha de tener dos caras y andar iciendo ahora quiero y luego no quiero, porque cada uno tiene su concencia y se mete la mano en el seno antes de regolverse á hacer una mala aicion. Ahí está Pascualillo que me está sirviendo (para San Miguel hace tres años) sin ganar soldada nenguna, que bien sabéis que con el gavilán en la mano alza una tierra que no hay mas que pidir: pues yo le he hecho la aferta de dalle á mi Pocha y no he de golverme atrás; pero esto no es icir que si hacemos la garda de marras y me das el quiñón....—El quiñón, dijo Chaparro levantándose de su asiento con muestras de impaciencia, no le desfrutará naide mas que yó mientras viva, porque este año que está de descanso le tengo sembrado de habas ¿estamos? y el año que viene si Dios quiere, le engolveré de trigo y después al que sigue le echaré de patatas ¿estamos? y no tienes que hablarme del quiñón mas que juese para hacerme archipámpano, porque toito lo piso con el pie por mor de que no me le quiten.
 — Pues yo, dijo Simón levantándose bruscamente y calándose el gorro hasta las cejas, te he dicho y repito que no quiero mas tratos ni contratos contigo; y como se que too lo que parlemos se ha de golver jarave de pico; voy á echar un pienso al gancio y atagemos desputas. Dicho esto y sin acordarse de recoger las abarcas, salió con aire colérico de la cocina dejando estupefactos y atónitos á los héroes de nuestro artículo.— Y bien ¿qué hacemos ahora, dijo Muleta á su hermano?—Qué hacemos, respondió este con energía: tomar la puerta y marcharnos á vesitar al tuerto el hortelano, que no.nos negará su hija por quiñón mas ó menos como este Mambrun de aceitero metió á labrador. 

Y sin aguardar otra réplica se puso con mesurado continente en el camino de la calle. Siguiéronle en silencio su. hijo y hermano, y ninguno de los tres desplegó sus labios hasta tanto que llegaron á una casa situada en un ángulo del lugar. Acercóse Chaparro á una endeble portezuela que se hallaba entreabierta , y dando el deo- gracias de costumbre gritó con desentonada voz. — ¡ Antonio! Antonio....— ¿por qué Antonio preguntáis? replicó una viegecilla avinagrada, que á manera de trasgo ó de visión se apareció repentinamente á la entrada de la barraca.... ¡pero ah!.... no le habia V conocido, Tio Juan: pasen VV., alante y se sentarán á la lumbre. El hermano Antonio se ha quedao en la huerta porque la noche pasada nos han robado una espuerta de cebollas y media docena de coles , y Antoñico está en la fragua á aguzar las herramientas; pero pasen VV. pasen VV.... —Nó, estamos muy de priesa, contestó el procurador de bodas con aire de disgusto.—Viníamos solamente á ver si el hermano Antonio quería casar á su chica con mi Pepico, que por mor de las quintas quisiera que juese á la iglesia; pero ya que no está, iremos á tentar el váo por otra parte y en un suponer de que no topasemos noviá golveremos mañana.— ¡Ay, Tio Juan, y qué tarde Lan acudió VV . exclamó la encorvada viegezuela haciendo un gestó de dolor! mucho defculto que Pepico pueda encontrar acomodo porque todas las mozas del lugar están comprometías.... ya se vé, hay tanta priesa de casarse con estas quintas, que si tuviera mi fé de viuda de como mi marío ha muerto en presillo, otoadia  me habían de solicitar los novios así como los dedos de la mano. Mire V; la chica de Antonio está ofrecía al hijo  mayor del Sacristán; la Coja del Tio Truchon vá á casarse con el hijastro del Tio Cachifolllas; la sobrina de la Tía Ranera está comprometía, ya sabe V. con elahijao del Sr. Cura ; la muchacha de la herradora, vá este domingo á echar la 1ª monestacion con el morillero (2) del Tio Conejo; y á esta semelitú no hay una mocosa en el lugar que no tenga su noviage colgáo de la saya. 

La única que está á merecer es la señora Sinforosa que tiene muy  cerca de los 50; pero esa como es tan hidalga y tiene la sangre de otro color que los probes, puede que se intierre con palma, sino la solecita algún presonage con muchos relumbrones y mucho aquel....—A  la  par de Dios, exclamó Chaparro frunciendo las cejas y metiéndose las manos en los bolsillos de los calzones. A la par de Dios, Tía Rosa: muchas espresiones al hermano Antonio y perdonar por todo,—No hay de qué, Tio Juan, contestó la vetusta: güeñas noches; y cerró la puerta atrancándola por dentro con una viga de pino. Luego que se encontraron solos en la calle nuestros tres héroes, tuvieron una discusión acalorada que pasaremos en silencio, de la cual resultó, que después de pasar una revista escrupulosa á todas las mujeres del pueblo comprendidas en la edad de 13 á 70 años, útiles para contraer matiimonio, no se encontró ninguna que pudiese libertar á Chaparrito de la angustia en que se hallaba sino la Señora Sinforosa. Todas las miradas , todos los pensamientos se dirigieron entonces hacia este áncora de salvación ; y por lo tanto no es de estrañar que en menos de dos minutos , la presunta novia y el galán pretendiente se hallasen tele á tete en el estrado de la noble hidalga. Consistía este en una cocina estrecha tapizada de telarañas y hollin, empedrada de huesos, guijos y pedazos, de ladrillo , adornada con media docena de sillas antiquísimas, un miserable escaño sin colchón ni cobertores y cuatro posones de ristras de ajos ; y alumbrada finalmente por una tea de pino verde, metida en un casco de herradura que hacia oficios de candelero. Todo en éste aposeulo respiraba miseria y desaseo y hasta el hogar apagado donde apenas existia un vestigio de ceniza, revelaba al espectador el secreto de que en aquella casa se acostumbraba á comer de fiambre. La Señora Sinforosa con su pañuelo de yerbas en la cabeza, su saya y jubón de estameña sembrada á trechos de parchecitos de tierra blanca que encubrían otros tantos lamparones de aceite, sus medias azules y su rueca atravesada por la cintura; se asemejaba á una de las tres divinidades infernales que según los mitólogos, hilan y cortan á su antojo las vidas de los tristes mortales. Una mirada de des- dén fue lo único que nuestros pobres plebeyos pudierott arrancar á tan noble dama en cambio de un millón de reverencias y saludos que la dirigieron; pero á vueltas de esta aspereza oyó con una imperturbable tranquilidad las pesadas peroraciones de Chaparro y los estravagantes rodeos de que se valió para declararla su atrevido pensamiento. Después que hubo escuchado largo rato al orador soltó la rueca y el huso, atizó con los dedos la chis- peante candela, y haciendo ademan de despedir á sus huéspedes les dijo.—Ya es hora de que yo rece mi rosario y me recoja á dormir. V. debe hacerlo lo mismo, Tio Juan, y cuide mucho de que esa cabeza no se vaya á pájaros. A su chico de YV.no le faltará alguna perdida de esas que van á espigar ó alguna hija de otro pisa-terrones con quien casarse, sin venir a insultar á una Señora de mis circunstancias, que tiene á Dios gracias una sangre tan limpia como el agua del rio.- Su mercé no me ha comprendió, Señora Sinforosa, dijo Chaparro un tanto desconcertado: predone Y- yo no he venío á insultar á naide y mucho menos á una Señora que sabemos por esperencia quien es ; mas como las quintas aprietan y no hay una novia por un Cristo, y su mercé está soltera, nos hemos echao encima por mor de que otro no nos gane por la mano; y ademas....—Basta, basta; (pronunció la quisquillosa hidalga dirigiéndose hacia la puerta de la calle). Por aquí, por aquí.... cuidado Tio Muleta no tropiece V. en ese cenacho que está junto al banco.... la noche está estrellada y hermosa.... vaya, hasta otro rato.... que descansen VV…. agur, agur.... y empujando alternativamente ya al uno, ya al otro de los importunos embajadores , cerró la puerta y les dejó digerir la repulsa á la claridad de los astros. Encogióse de hombros el Tio Juan y emprendió cabizbajo y mohino el sendero de su casa: siguiéronle en silencio el Tio Muleta y su hijo; el primero desempedrando colérico la calle con su pata de palo, y el segundo llamando á todas las puertas y ventanas con su varita de olivo para distraerse; pero no bien hablan dado la vuelta a' la primera esquina, cuando el travieso Pascualillo que los había acechado constantemente desde su entrevista con Simón y que deseaba divertirse á costa del galán desairado; sacó de entre los pliegues de su manta un enorme caracol, sopló en él con toda la fuerza de tus pulmones produciendo un sonido ronco y desapacible , y soltando después una estrepitosa carcajada , gritó con desaforada voz,— ¡¡Calabazas!!—¡¡Calabazas!!.... 

C. Díaz
Publicado en este blog el 13-1-2018
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<<CARTAS DE PROVINCIAS.
DE CASTELLAR DE  SANTIAGO. 

Señor director de EL SIGLO FUTURO. 

4 de Diciembre de 1893. 
Muy señor mío: Veo con gusto que se dedica una sección del diario, dignamente dirigido por 
usted á dar noticia á sus lectores de los aconte-cimientos religiosos más notables que ocurren en los pueblos, y como, á mi juicio, merece fi-gurar en ella el que ha tenido lugar en el Caste-
llar de Santiago, provincia y diócesis de Ciudad Real, molesto á Vd. por primera vez desde que 
soy suscritor, y le ruego que, si conviene mi apreciación con la suya, más ilustrada, dispon-
ga la inserción de ésta en el lugar indicado. Treinta y un años hace, aproximadamente, que se denunció la iglesia parroquial del referido pueblo, convirtiéndose en un montón de ruinas á los pocos años de su clausura, y en este largo período de tiempo, un miserable granero-panera del Pósito, sin condiciones higiénicas, ni capacidad, y mucho menos decencia, ha sido el local destinado á tan piadoso objeto, sin que las justas y repetidas quejas de quinientos vecinos que pagan puntualmente sus tributos encontra-ran eco en los poderes públicos. 

Lo más que se conseguia de tiempo en tiempo, cuando la razón y la justicia lo imponía, o una 
influencia poderosa se acercaba á los centros oficiales, era reformar el expediente instruido 
el año 1862, fundándose en la escasez de fondos dedicados á la reparación de templos, y siempre fueron defraudadas las esperanzas de aquel sufrido vecindario; hasta que, cansados ya de esperar y confiar en los hombres, depositaron su causa en manos de la Providencia, que vela constantemente por los pueblos que piden, y este pueblo pedia un dia y otro día, y sus peti-ciones fueron oidas, y Dios, que elige á los débiles para confundir á los fuertes, eligió al ex-celentísimo é ilustríaimo señor Obispo Prior de las cuatro Ordenes Militares, para confundir á los poderosos, que no encontraron en el cuantioso presupuesto de una nación poderosa y eminentemente católica, unas cuantas pesetas para la reparación del templo parroquial, único en un pueblo de 2,000 habitantes. El respetable y anciano señor Cura párroco de referida villa, D. Juan Antonio de Tabina, recurrió, como era natural, y como había acudido ya á todas partes, á su bondadoso Prelado, lamentando la desgracia de sus hijos muy queridos, y la contestación fué mandar á un práctico de toda su confianza, á D. José Joaquín García, y al  pisar el pueblo y fijar sus miradas en los muros y ruinas de el antiguo templo, le dijo:«Señor Cura, pronto tendrá Vd. iglesia; el señor Obispo me manda á participárselo á Vd.» A los pocos dias, una cuadrilla de operarios inteligentes llega á aquella villa, los trabajos principian; jóvenes y ancianos, sin distinción de sexos ni condiciones, se ocupan en despejar el lugar ocupado por los escombros; todos se mueven con actividad y celo; los operarios, más por el deseo de atender á tan urgente necesidad que por el mezquino-jornal que ganan, y los vecinos, respondiendo al llamamiento de Dios, que ha querido ya reparar su Santa Casa para que sea refugio de sus hijos, y en dos temporadas, no largas, en poco más de un año, el templo quedó restaurado, y lo que no pudo hacer todo el gobierno de la nación española en treinta y un años, lo hace un pobre Prelado, con el valioso concurso de un pueblo que dice: «Quiero conservar la fe de mis padres, para trasmitirla amis hijos, como el más precioso tesoro.» Deseaba el señor excelentísimo visitar á su 
pueblo, y tan ardientemente que no deja pasar muchos dias después de terminada la obra, y aunque el local no estaba en condiciones, el tiempo crudo,el señor enfermo y los caminos intransitables (porque tampoco hay vías de comu-nicación con un pueblo que paga como el que 
más y con puntualidad), marcha el 24 del mes pasado y llega a las cuatro de la tarde; el pueblo en masa le recibe, frenéticamente lo aclama, y á una indicación que le hace su buen Pas-
tor, la inmensa mayoría confiesa, y tiene el consuelo de repartir con su propia mano el Pan del Cielo á 780 vecinos, que era el número de Formas consagradas en un copón, regalo del ex-
celentísimo señor, continuando las comuniones después de otra Misa celebrada por su bonda-
doso señor secretario, y después más, calculándose en más de l,000 las personas confesadas 
en tan corto tiempo, y sin previa preparación. ¡Gloria á Dios que crea en la tierra instrumentos tan preciosos para realizar sus altos fines! Habla el excelentísimo Prelado á su pueblo en la Misa solemne de dedicación, y no sé qué admirar más, si los torrentes de erudición que espontáneamente brotan de sus fecundos labios,O la unción evangélica, que arranca abundantes lágrimas del sencillo auditorio al explicar «en lenguaje sencillo, dulce, persuasivo lo que es el templo católico. El padre cariñoso habla á sus buenos hijos, y la pluma no puede llevar al papel las fuertes emociones que se sienten al contemplar los corazones de los oyentes, todos 
Identificados, y como fundidos en uno solo con el corazón de su bondadoso Padre.  Esto el 26, y el mismo dia, por la tarde, administró el Santo Sacramento de la Confirmación á unas 700 personas, en su mayoría niños, por-que no habia trascurrido mucho tiempo desde la última pastoral visita, girada por su digno antecesor, y al despedirse en la mañana del 27, y aunque no era conocida la hora de su marcha, cuando el pueblo ve el carruaje le rodea, y á lasalida de la casa rectoral de su amantisimo Prelado, á la indicación que hace que marcha al templo, el pueblo corre para ganar un sitio desde donde pueda ver mejor y oir la voz de su tierno Padre, que á todos da á besar el anillo pastoral y dirige palabras de tierna despedida, y aun después de estar dentro del coche, á las aclamaciones que sus hijos le dirigen, vuelve á dejarse ver, y desde el estribo responde con vivas al a Religión, á Jesús, a María y al Castellar de Santiago, que son contestados con verdadero frenesí. ¿Cómo responderá este pueblo á tanto favor del cielo? El lo ha dicho: “siendo sus vecinos tanbuenos cristianos», y lo cumplirá, porque, si pura se ha conservado su fe en tantos años sin templo, pura la trasmitirá á sus hijos, plantas preciosas, que regadas con la sana doctrina de Jesús, crecerán á la sombra del  santuario, y este ofrecimiento espontáneo, que ha llevado grabado en su corazón el excelentísimo  señor Obispo, le place más, mucho más que los más grandes obsequios á su persona, no porque no agradezca tan noble caballero (guárdeme Dios de pensarlo así) la honra de ser hermano de los vecinos del Castellar de Santiago, que ha decla-rado hijo adoptivo á su buen padre, y el que figure en uno de los muros del templo pío reedificado á sus expensas, grabado en letras de bronce el nombre del Excmo. é Ilmo. Sr. D. José María Ranes, Obispo Prior de las cuatro Ordenes militares. De todo esto he sido testigo presencial, y aunque mucho me temo que pueda mortificar esta publicidad á tan modesto señor excelentísimo, creo que faltaría á mi deber de conciencia si dejase de hacerlo, para que asi sepan una vez más nuestros enemigos lo que es el Episcopado ' católico, y al mismo tiempo para consuelo de los buenos. Da á Vd. anticipadas gracias, y tiene el gusto con éste motivo de ofrecerse á Vd. atento seguro servidor Q. B. S. M., 

EL CORRESPONSAL.

Publicado en EL SIGLO FUTURO.
DIARIO CATÓLICO.
sábado 9 de diciembre de 1893.
AÑO XIX.-NÚM. 5.644 >>
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El Siglo futuro 20-1-1883-el tiempo

El Siglo Futuro 17-8-1885-elecciones válidas

El Siglo futuro 9-12-1893 ruina iglesia

EL LIBERAL-24-2-15.cuatro ahogados

El Liberal Madrid 18-8-1885-elecciones válidas

El Imparcial Madrid 13-12-1871-radicales

El Genio Quirúrgico 15-11-1866- plaza médico


El Día Madrid 25-9-1895-tormenta

El Criterio Médico 30-12-1879

El Criterio Médico 30-1-1880


El Criterio Médico 29-2-1880

El Criterio médico 1-5-1881

El Clamor 27-5-1863

El Clamor 19-3-1863

Diario Oficial de Avisos de Madrid 06-6-1883

boletin-medicina-cirugía-farmacia-2-7-1848

Gran Oriente Español
LA ESPAÑA-14-1-1860. donativo al ejército

25-1-1865.La Correspondencia de España-El Matadero y sus alarifes

14-10-1860-GACETA DE LOS CAMINOS DE HIERRO- Ferrocarril por Castellar

25-9-1895. EL SIGLO FUTURO. Grave tormenta en Castellar

9-12-93-EL SIGLO FUTURO. Ruina de la iglesia de Castellar

20-2-35 CHOQUE CAMIONETA - CARRO

21-3-34 MUJER MUERE





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